lunes, 8 de junio de 2009

EL MENDIGO Y SU SINCERIDAD.



Había una vez un niño muy pálido, llamado Joaquín. Él vivía en la calle…en distintos sectores de Antofagasta. Era huérfano. Nadie lo quería.
Joaquín, siempre usaba blue jeans cortos y desgarrados. Comía los panes, frutas, galletas o verduras, que algunos vecinos, por lástima le regalaban, para que se alimentara.
Joaquín tenía una característica muy especial: era sincero. No podía mentir.
Un día, como era su costumbre, se puso a comer en la Plaza Bicentenario los obsequios de un vecino. La plaza estaba llena de niños alegres, que jugaban allí, todos los días, cuando, se escuchó la voz de un niño pequeño, que estaba sentado en un rincón del lugar:
-Eres un ladrón. Te robaste todas esas cosas en el Korlaet.
-Yo no me robé nada, de ningún lado. Estas cosas me la dio un vecino.
Entonces se puso muy triste, porque le dijeron, injustamente, que era un ladrón. Mientras caminaba, sin mirar, por las lágrimas de rabia, tropezó con un entrenador, que justo iba cruzando por la plaza:
-Niño, ten más cuidado. Fíjate por dónde caminas y…¿por qué estás llorando?
-porque me trataron de ladrón.
El entrenador dijo: - ¿y tus padres?
-No tengo. Me abandonaron, cuando yo tenía 5 años. Bueno, yo me voy.
-No, espera. Yo te puedo adoptar. Tengo una casa muy grande. Cabremos los dos en ella y tendrás todo lo que quieras…y tu vida cambiará, hijo.
-Me llamaste hijo…hace mucho tiempo que no me dicen así.

“Ya han pasado veinte años, desde que yo vivía en la calle. Ahora soy una estrella del fútbol, porque mi papá adoptivo me dio lo que más necesitaba: un hogar y mucha confianza. Con él aprendí a jugar y ser seleccionado nacional. Tuve oportunidad de conocer a muchos jugadores, entre ellos a mi mejor amigo y admirador: el Tocopillano, Alexis Sánchez.”

AUTOR: PABLO (12 AÑOS)

No hay comentarios:

Publicar un comentario